¿Cuántas son demasiadas?

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Escrito por Ángel Manuel Rodríguez

Why did the kings of Israel have so many wives?

 Supongo que su pregunta se refiere a la relación de Dios con esa práctica, y a la motivación de los reyes de tener tantas esposas. Más allá de los deseos corruptos de las pasiones humanas, existían otras razones sociales y políticas. Resumiré la voluntad de Dios sobre el tema, examinaré el propósito de casarse con tantas mujeres israelitas y, finalmente, exploraré la razón por no tener esposas reales israelitas.

1. La voluntad de Dios: Parece ser que siempre fue la intención divina designar en algún momento de la historia de su pueblo un rey sobre la nación. Con ese fin, Dios dio legislación que definía la designación y la función del rey (Deut. 17:14-20). Hasta cierto punto, el rey tenía que funcionar como modelo de la nación, estudiando la ley, confiando en el poder divino y el propósito de Dios para el matrimonio. La ley establecía con claridad: «Tampoco deberá tener muchas mujeres» (vers. 17). En otras palabras, no debía tener un «harén real». Dios esperaba del rey lo que esperaba de todo hombre israelita: tener una esposa. En este sentido, la monarquía israelita le falló al Señor.

2. Las muchas esposas de David: La práctica real de tener muchas esposas se introdujo en Israel principalmente por medio de David. Este rey tuvo al menos nueve esposas, y no menos de diez concubinas. No está clara la función de sus concubinas. Estaban al servicio del rey para brindarle hijos (2 Sam. 20:3), y acaso hayan sido responsables del mantenimiento del palacio (15:16). En el Antiguo Cercano Oriente, la capacidad sexual del rey era parte de su imagen real, y tener muchas esposas transmitía esa idea. David estaba siguiendo las prácticas culturales de la época. También tomó varias israelitas como esposas. Pueden haber sido hijas de israelitas influyentes y poderosos cuyo apoyo, creyó David, sería útil para consolidar su reino. Eran  matrimonios de motivación política. Aunque la mayoría de sus esposas eran israelitas, parece ser que tomó una esposa extranjera que era princesa: «Maaca, hija de Talmai, rey de Gesur» (2 Sam. 3:3). Este matrimonio tenía motivación política, y sirvió para fortalecer la influencia de David como rey entre las naciones cananeas.

3. Las esposas extranjeras y la idolatría: Lo que David inició, Salomón prácticamente lo institucionalizó: «Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas» (1 Rey. 11:3). Acaso muchas de sus concubinas, si no todas, eran israelitas, pero las esposas probablemente eran extranjeras, hijas de reyes con quienes Salomón hizo pactos. Así se entendían los casamientos reales en el Antiguo Cercano Oriente. Tales matrimonios consolidaron la monarquía salomónica y contribuyeron a relaciones pacíficas entre él y las naciones circundantes (por ej., Sidón, Moab, Amón). Todo matrimonio político podía dañar seriamente la integridad del rey y –en el caso de las extranjeras– llevar al rey a la idolatría (Deut. 17:17; 1 Rey. 11:2).

Cuando se acordaba ese tipo de matrimonio, en el acuerdo estaba implícito que la princesa seguiría adorando a su dios en el palacio de su marido, en este caso, el palacio de Salomón. Acaso algunas se hicieron israelitas, pero no lo sabemos. Cada esposa tenía sus propias doncellas y, a menudo, un líder religioso que la asistiera. El esposo debía brindarle un lugar de adoración para ella y su séquito. Siguiendo esta práctica pagana, «edificó Salomón un lugar alto a Quemos […], y a Moloc […]. Lo mismo hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses» (1 Rey. 11:7, 8). Estas son prácticas políticas y religiosas típicas del Antiguo Cercano Oriente, que contribuyeron directamente con la caída del pueblo de Dios en el Antiguo Testamento.

Siempre es bueno escuchar lo que dice la Palabra de Dios, en especial ante prácticas culturales que tienden a apartarnos del Señor.